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Cuerdas rebeldes. Y se agotan las mujeres alpinistas…
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21 de Noviembre de 2018

Cuerdas rebeldes. Y se agotan las mujeres alpinistas…

Desnivel

Que se agote un libro como este y que haya que reeditarlo es una gran noticia, para mí tiene el sentido de esas cuerdas que se rebelan y se extienden creando redes entrelazadas, y habitan las costumbres de otra manera y provocan cambios. Por Pati Blasco. 

Tener entre mis manos la reedición de “Cuerdas Rebeldes, retratos de mujeres alpinistas” libro que ganó en 2001 el III Premio Desnivel de Literatura de Montaña, Viajes y Aventuras, cuando aún era un certamen recién nacido y ya era bien atrevido premiando el texto de Arantza López Marugán que cuenta nueve relatos breves protagonizados por mujeres que desafiaron las leyes de sus tiempos y sociedades, para abrirse camino en las montañas del mundo. Y digo atrevido porque pienso que los relatos sobre mujeres quizá no sean lo que más lee el escalador y alpinista general… pero visto que se ha agotado me alegro mucho de que mis prejuicios, como suele pasar con los prejuicios, estén equivocados.

En este original periplo la autora condensa los casi 170 años de montañismo femenino: desde la condesa D’Angeville, quien en 1838 se convierte en la primera mujer en coronar la cumbre del Mont Blanc, hasta la primera ascensión femenina sin oxígeno al Everest, realizada por Alison Hargreaves en 1995. Pasando por Loulou Boulaz (1908-1991), alpinista y esquiadora suiza que hizo numerosas primeras ascensiones en los Alpes, y fue la primera mujer en realizar un intento a la cara norte del Eiger. O la admirada Wanda Rutkiewicz (1943-1992) que ascendió 8 de los 14 ochomiles y fue la primera mujer en subir al K2. O nuestra querida Míriam García Pascual (1963-1990), viajera, escaladora y escritora que con su hermoso libro Bájame una estrella, consiguió crear (ya desde las estrellas) una lectura de culto para todo aquel que ame las montañas y la poesía. No es un recorrido profundo y exhaustivo por cada una de esas vidas interesantes, privilegiadas y valientes. Pero ese viaje es una puesta en contexto, a través de sus protagonistas, de una época, de un lugar de la mujer en esta historia de montañas, de lo que representa la aventura, de lo que en principio actos que no cambian nada el mundo sino solo el destino de sus protagonistas pueden contribuir a un profundo cambio desde la sacudida, la sorpresa, la inspiración, la alegría… que son, a mi entender, los motores más poderosos para propiciar las transformaciones.