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"El escalador de sueños" de Pizarraña: un lugar donde quedarse
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26 de Marzo de 2021

"El escalador de sueños" de Pizarraña: un lugar donde quedarse

desnivel.com

Pizarraña nos regala una historia sicodélica, de esas que hablan de rock y punk y personajes que no eran precisamente inocentes pero que encontraban en las montañas y la escalada una manera de expresarse lo menos dolorosa posible. Navegar entre sueños, escalar los más intrincados, ascender al más inalcanzable, al definitivo, al punto sin retorno.

«Hay lugares donde nos gustaría quedarnos a vivir, y hay lugares…en el tiempo, donde nos gustaría morir, para quedarnos eternamente. Y canciones que no deberían terminar nunca».

 Y épocas que perduran en el imaginario colectivo, como casi todo lo que relata este poético libro, "El escalador de sueños" ligero, fresco, entretenido. Habla un lenguaje montañero que casi todos conocemos, los que no lo han vivido lo han leído o han oído hablar de ello, se ha trasmitido como las oraciones de los creyentes : los años 80, cuando el entorno de la montaña era cutre y las gentes que lo habitaban eran irreverentes y buscaban percibir la realidad desde otros estados, quizá porque la realidad así, a secas, era demasiado deprimente.

Y desde esa realidad sicodélica, en la que a menudo no sabes lo que es un sueño y lo que forma parte de la historia, El escalador de sueños te lleva de pared en pared, de montaña en montaña, en una historia de pérdidas y encuentros. De escaladas y sueños.

 «Casi todas las cosas grandes se hacen con muy poco, incluso con nada. Sin prejuicios, sin cadenas ...olvidando todo lo aprendido con anterioridad, que nos pueda distraer o incapacitar para el presente, siempre sorprendente».

Y te sorprenden los dibujos que abren cada capítulo y le dan ese punto entre macarra y místico. Te sorprende que comienza en Alaska; en una cueva de hielo bajo el monte Hunter, pero ese es más bien el final. No se trata de un relato lineal aunque sí tiene un hilo que nos guía y del que va tirando para llevarnos de un lugar a otro, un hilo de escaladas y hazañas, de sueños y pérdidas. Noches bajo las estrellas, la aurora boreal, o bajo la nieve, en la hamaca, una cueva en el hielo... Perderse en la niebla para despertar ante el espejo, de cara a la pared que nos reta a cada paso, en cada presa, en cada gancheo, con el último seguro... lejos.

Todo está atrapado en el «cazador de sueños» que todos tenemos en algún lugar, ya sea físico o no. El protagonista de esta historia nos desvela lo que el suyo atrapa, en sus cuentas azules, blancas y transparentes: una gran pared, una sugerente cascada helada, un viejo escalador y un poderoso chamán, un enorme oso polar y un descarado zorrillo, sus huellas en la nieve o la estela en el mar al palear frías aguas.


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