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Carlos Puch nos desvela el mundo de los GPS
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20 de Diciembre de 2010

Carlos Puch nos desvela el mundo de los GPS

Redacción Desnivel

Espeleólogo y autor de varias monografías sobre las grandes cavidades españolas, en el año 1993 descubrió el GPS y desde entonces no ha dejado de investigar y trabajar con ellos. Aprovechando la segunda edición de su manual GPS para todos hablamos con él de este apasionante mundo.

Otro manual de GPS de tu autoría ¿qué nos aporta y a qué público va dirigido?
En realidad el libro no es nuevo; se trata de la segunda edición de una pequeña guía que, al parecer, ha tenido bastante éxito. Tal vez, justamente, porque los destinatarios son cualesquiera de los miles de aficionados al monte y la naturaleza que no precisan de grandes dosis de información técnica y sólo necesitan unos rudimentos básicos para saber escoger y utilizar un GPS. Es a ellos a quienes va orientado preferentemente y, por tanto, está escrito en un lenguaje bastante llano y asequible.

¿Cuándo y por qué empezaste a utilizar los GPS para la montaña y los deportes al aire libre?
Mi primer contacto vino a través de un documento que, casualmente, apareció por mi despacho en el INTA, donde se mostraba un dispositivo que, para mí, era mágico: en cualquier lugar y a cualquier hora te indicaba las coordenadas de tu posición. Como espeleólogo —esa es realmente mi pasión— pensé en el acto en la utilidad de ese chisme, acostumbrado como estaba a volverme loco buscando la entrada de una sima localizada meses o años atrás, en mitad de un desolado lenar en los Picos de Europa o en lo más profundo de un espeso bosque serrano. Si aquel invento me permitía registrar las coordenadas del lugar y volver más tarde a él, desde luego lo quería conmigo, al precio que fuere. Esto acontecía a finales de 1993. Semanas después un amigo me traía de EE UU mi primer GPS; un voluminoso Magellan de medio kilo de peso, cuyo precio doblaba al de cualquier receptor actual, con una pantalla alfanumérica bastante parca en información y que tardaba una eternidad en averiguar una posición.

¿Por qué esta dedicación especial al GPS?
Digamos que lo uno llevó a lo otro. La justificación del GPS era la espeleología, tal como acabo de contar, pero, a medida que iba utilizando el aparato y buscaba en la entonces naciente red información —escasa— y aplicaciones para el ordenador —raras y, desde luego, en ningún caso para mi entorno habitual, el Mac—, me iba "enganchando". Tan es así, que, en un viaje posterior a EE UU, me traje conmigo el que, según todas mis lecturas en aquella Internet de principios de los 90, era el paradigma del receptor portátil: el Garmin GPS 45. Si el Magellan me tenía como en un limbo tecnológico sin grandes posibilidades, el venerable GPS 45 me abrió un mundo impensable de aplicaciones (Mac OS incluido), accesorios, utilidades… y todo un universo de fans y voluntarios en foros auténticamente serios, como eran los de aquella época, donde participaban eminencias de las que contribuyeron al desarrollo del GPS, junto a simples aficionados, como era mi caso. Ya digo, fue una cuestión de "enganche", en el buen sentido del término, que no hizo sino acrecentarse con el paso del tiempo.

¿Es el elemento básico para orientarse en montaña? ¿En qué lugar dejarías al mapa y la brújula?
El mapa y la brújula sí son elementos esenciales, más que nada porque funcionan siempre y no tienen dependencias. El GPS, siendo una herramienta maravillosa, que ha demostrado una precisión y una fiabilidad absolutamente sorprendentes, no, ya que tiene sus talones de Aquiles. En primer lugar funciona con pilas, y, si éstas se agotan, el aparato queda "muerto". En segundo lugar, es un dispositivo electrónico susceptible de sufrir averías (una caída, una inmersión intempestiva en el agua o un fuerte golpe lo pueden estropear). En tercer lugar forma parte de un sistema complejo y tecnológicamente muy avanzado que administran y controlan los militares norteamericanos, de manera que, si ellos lo deciden en algún momento, la precisión puede verse degradada —ya ha sucedido en el pasado—, o el funcionamiento quedar completamente suspendido en determinadas áreas del globo. Resumiendo: la brújula y el mapa son los elementos de respaldo que todo aficionado sensato debe siempre llevar, por si acaso…

¿Qué consejos le darías a los iniciados y a los avanzados?
El primero y muy importante es común y deriva de lo anterior: siempre hay que ir provistos de un medio alternativo de orientación, que sea fiable y resistente. La brújula y el mapa son el más adecuado. El segundo es que lleven pilas de repuesto, protegidas de las inclemencias. El tercero es que practiquen con su GPS en algún lugar sencillo (un parque, una zona sobradamente conocida y sin obstáculos peligrosos…) antes de lanzarse al monte. El cuarto es que consulten algún manual, que, en el caso de los menos avezados puede ser la guía GPS para todos, motivo de esta entrevista, y en el de los más "puestos" el Manual completo de GPS. Por otro lado, y con carácter general, que sean cautos a la hora de manejar e interpretar la abundantísima información que hoy en día circula por Internet, mucha de la cual proviene de fuentes poco o nada documentadas y, con frecuencia, es el origen de numerosos errores de interpretación, lugares comunes y falsedades acerca del GPS.

Como dices en el manual, el GPS no sustituye al sentido común y la precaución que debe guiar siempre nuestros pasos ¿aconsejas utilizarlo en cualquier lugar y situación?
El GPS es un sistema de cobertura global (esa es la "G" del nombre), por tanto, puede utilizarse en cualquier sitio. Pero, por una pura cuestión de sentido común, es fácil advertir que no se trata de un dispositivo mágico y hay situaciones en las cuales puede fallar. Por ejemplo, cuando estamos en una zona densamente arbolada y está lloviendo, la señal de radio que utiliza para funcionar se degrada hasta el punto de atenuarse o desvanecerse por completo. Por otro lado, cuando transitamos por sitios angostos —una garganta…— o bajo paredes u obstáculos —un farallón…—, el GPS comete errores en sus cálculos, pudiendo llegar a provocar despistes muy severos. La razón es bien simple: para funcionar correctamente, el aparato debe tener una visión clara y despejada del cielo, ya que las señales de radio que utiliza viajan directamente desde el espacio, desde una treintena de satélites situados a 20.000 kilómetros de la Tierra.

Tienes un blog con muchísimos seguidores ¿cuáles son las consultas más repetidas?
Lamentablemente no se trata de consultas originales o de un cierto calado; la mayor parte provienen de personas que no han tenido la paciencia de leer con cuidado los artículos, en los cuales se encuentran las respuestas al 90% de las cuestiones. Por ejemplo, me preguntan si este aparato hace esto, o si aquél hace eso otro; cosas que ya se han explicado... También es recurrente la solicitud de consejos para elegir tal o cual modelo de receptor, algo a lo que, honestamente, me cuesta responder. Por fortuna, hay un reducido grupo de consultas que son de mayor nivel y aluden a cuestiones más interesantes, e incluso aportan información que a mí mismo me resulta de enorme utilidad.

¿Por qué recomiendas el manual?
Por las razones expuestas a lo largo de esta entrevista: es asequible y contiene lo esencial para iniciarse en el empleo del GPS.

Con tantos manuales editados... ¿todavía queda algo por decir del GPS?
Pues no cabe duda de que para cada aplicación hay algo que decir. Por ejemplo, nunca he tocado los temas relacionados con la náutica, que es un campo de vasta implantación del GPS —gracias al cual, por cierto, se generalizaron los primeros aparatos de uso civil—. Tampoco he dedicado gran espacio a la navegación aérea, porque, como la náutica, es un mundo ajeno para mí. Por otro lado, hay bastantes cosas que decir a propósito de la explotación del GPS con ayuda de un ordenador (ese es, de hecho, el asunto al que pienso dedicar mi próxima guía editada por Desnivel).

Un resumen rápido para futuros lectores...
El libro explica de manera breve y con analogías de la vida cotidiana el funcionamiento del sistema GPS (algo realmente complejo, pero de gran cercanía a la gente, exactamente igual que la telefonía móvil). Luego cuenta cómo es un receptor GPS portátil típico; qué se ve en su pantalla y cómo se interpreta. A continuación pasa a informar de las aplicaciones más comunes, a lo largo de varios capítulos (aire libre y montaña, automóvil…). Para terminar da unas orientaciones al lector a fin de que pueda elegir con ciertas garantías el parato que más se adecúa a sus necesidades y su presupuesto.