Grandes Espacios Nº305

En este monográfico recorremos algunos de los mejores bosques para vivir la estación otoñal con toda su intensidad: el abedular de Canencia, en Madrid, por una senda botánica junto al río Sestil, en la que los tejos centenarios acompañan a los plateados abedules. El hayedo de Tejera Negra, en Guadalajara, uno de los más meridionales de Europa, en el que nos adentramos a pie por la Senda de Carretas y en bici por el valle del río Zarzas. El hayedo del Moncayo, que extiende su alfombra rojiza entre Zaragoza y Soria, surcada de caminos y con el tesoro ecológico de su «arboleda singular». Los encinares y quejigos de la Tinença de Benifassà, parque natural perteneciente al montañoso macizo de Els Ports, en el Castellón más salvaje. Cinco bosques del pirenaico Val d’Aran, en Lleida: el de Conangles, las hayas milenarias de Carlac, los abetos gigantes del bosque de Baricauba y de Loseron, y los bosques mixtos en torno al más recóndito valle de Toran. Nos introducimos en todos estos bosques con propuestas de rutas para realizar tanto a pie como en bicicleta, de distinta duración y dificultad, adaptadas a un público variado pero siempre rodeadas de un marco incomparable.

Pero este viaje no se detiene solo en la contemplación: también dirigimos la mirada hacia los territorios que este verano sufrieron incendios y hoy se esfuerzan por rebrotar. Hemos querido acompañar y dar voz a alguna de las iniciativas más importantes de revitalización forestal y social que están impulsando las distintas comunidades, especialmente en esta estación. Así, nos adentraremos por la Ribeira Sacra galega con su celebración de A caída de la folla (la caída de la hoja) y sus viñedos rojizos, de donde brotan sus vinos con Denominación de Origen. También por el Bierzo leonés con una ruta en bici que conecta los dos espacios recientemente galardonados como «Bosques el año», además de las celebraciones del magosto este mes de noviembre, entre otras iniciativas. Y descubrimos el variado programa de actividades del «Otoño Mágico» que ofrece el Valle del Ambroz cacereño, que incluye rutas senderistas y de BTT. Todos inspiradores lugares en los que el otoño renace con toda su magia entre setas, castañas y esperanza.