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21 de Abril de 2016 “Lo más fácil era entregarse y dejarse morir, muchos estuvimos muy tentados en algún momento” reconoce Eduardo Strauch. “La clave fue el instinto de supervivencia que se tiene a los veintipocos años, cuando tienes toda la vida por delante y muchos proyectos por realizar”.
La historia es conocida: el 13 de octubre de 1972, un avión uruguayo con 45 personas a bordo se estrelló en los Andes. Algunos pasajeros sobrevivieron, pero quedaron atrapados en las montañas nevadas a casi 4.000m durante 72 días sin más recursos que su ingenio y las piezas destartaladas del avión. Eduardo Strauch fue uno de ellos. Su experiencia está recogida en el libro Desde el silencio (Ediciones Desnivel) y de ella hablamos en esta larga entrevista. Hemos seleccionado estos fragmentos para abrir boca...
“En 1972 viví una experiencia dura y especial que ha marcado mi vida. Solo podíamos esperar, no había otra cosa que hacer, pero a medida que pasaban los días la esperanza se iba diluyendo. Todas las mañanas encendíamos la radio durante unos minutos para ver si había noticias sobre nuestros compañeros [dos supervivientes salieron de expedición en busca de ayuda]. Los últimos días antes del décimo, cuando por fin la encontraron, estábamos realmente preocupados. Pensábamos que tendríamos que hacer una segunda expedición, aunque yo siempre pensé que tenía muy pocas posibilidades de éxito porque los que quedábamos estábamos muy débiles. Si ellos, que eran los más preparados, no habían conseguido llegar a la civilización...”
“Nos desligamos de la sociedad, formamos una nueva con reglas de convivencia totalmente distintas y a la vuelta, tras el rescate, tuvimos que deshacer todo aquello para empezar de nuevo a conectar con las normas y leyes para vivir en una sociedad civilizada. Fue una sorpresa, nunca pensé que este último proceso me fuera a costar tanto. Tardé casi dos años en integrarme.”
“Aprendí cosas muy importantes que me han permitido ser más feliz, que es lo que todos buscamos en esta vida. Primero aprendí las capacidades que tenemos los seres humanos. A medida que corría el tiempo me di cuenta de la capacidad de adaptación y de creatividad que tienen las personas cuando se encuentran en una situación límite sin recursos materiales. También aprendí la importancia del silencio, del trabajo en equipo y del amor en todas sus forma. Fue el amor lo que nos permitió salir de ahí; el amor a nuestros seres queridos, a la vida, a la naturaleza.”
