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Entrevista a Luis Miguel Soriano: “En la cumbre saco fuerzas para encender la cámara y grabar”
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12 de Enero de 2016

Entrevista a Luis Miguel Soriano: “En la cumbre saco fuerzas para encender la cámara y grabar”

Desnivel

Luis Miguel López Soriano es alpinista y cámara de Carlos Soria desde hace varias expediciones. No tiene carnet de conducir pero sí tiene caballo. También es un fenómeno con la tecnología, aunque en su último libro ha dejado atrás las técnicas modernas para plasmar el Himalaya con acuarelas. Darío Rodríguez y Héctor Fernandez hablan con él en el programa de radio 'Al primer toque'.

25 años de viajes y expediciones que empieza en Irán y termina en el Tíbet pasando por las cordilleras y países más interesantes de la zona: Afganistan, Karakórum, Pakistán, el Himalaya indio, Nepal... Luis Miguel López Soriano ha reunido en el libro 'Montañas de agua' las acuarelas que ha pintado a lo largo de su carrera como alpinista, aventurero y cámara de altura. Este lunes, en el programa de radio Al Primer Toque (Onda Cero), Darío Rodríguez y Héctor Fernandez le preguntaron por las historias que se esconden detrás de los dibujos.  

 

Llevas ya muchísimas expediciones por Asia. Tu pasión por esa zona te ha llevado incluso a aprender persa...
Sí, después de un viaje a Afganistán en el que el persa era nuestra única vía para entendernos (hicimos lo que pudimos) tuve la oportunidad de apuntarme a unas clases que organizaba la embajada iraní en España. Eso me ha facilitado después entender y dialogar con la gente de la montaña, que es la que más me apasiona.

¿Cómo fue ese viaje a Afgaistán?
Hice un viaje maravilloso con un amigo. Atravesamos el país desde Kabul hasta las montañas del Pamir y disfrutamos de unas semanas espectaculares en el rincón más remoto de Afganistán. Hasta tuvimos la oportunidad de subir una de las montañas vírgenes más altas de la zona. Creo que fue una de las primeras actividades de montaña que se hacían en el país desde la invasión rusa.  

¿Son peligrosas estas zonas? ¿Has sentido el riesgo de moverte en esos entornos?
Son lugares a los que he ido muchas veces con cuidado pero nunca hesentido una especial hostilidad. Los países como Afganistán son muy complejos y hay muchos contrastes. Siempre digo que en una mano tienen un Kalashnikov y luego te reciben con un abrazo.

Si mañana te pudieras despertar en un sitio, ¿cuál sería?
En alguno de los rincones más remotos del Pamir afgano y también el Karakórum, para mí es una de las cordilleras más especiales del mundo.

¿Y donde pasarías un atardecer?
Más que los atardeceres, hay un momento muy especial al amanecer. Cuando subes una gran montaña el último día, cuando aspiras a la cumbre, normalmente se sale por la tarde y estás toda la noche ascendiendo. Hay un momento en el que estás cerca del punto más alto y ves la transición entre la noche y el día. El valle aún está en la oscuridad, incluso te da la sensación de estar por encima de la luna porque las cumbres se empiezan a teñir de naranja. Como cámara podría obsesionarme con retratar esos momento pero en realidad no hay cámara que pueda capturarlos, lo mejor es disfrutarlos y que queden dentro.

¿Cómo se percibe una expedición a través de una cámara?
Afortunadamente, mi trabajo como cámara también me apasiona como las montañas. Intento dar lo mejor de mí y estar al pie del cañón, es decir, después del esfuerzo para llegar a la cumbre durante un montón de horas saco fuerzas para encender la cámara y ponerme a grabar.  

Hiciste cumbre con Carlos Soria en el Kanchenjunga. ¿Cómo fue la experiencia?
En el Kanchenjunga hemos estado dos veces, la primera tuvimos un último día muy peligroso y Carlos, con la coherencia de siempre, decidió darse la vuelta. Volvimos a la primavera siguiente y fue un éxito, subimos todos los integrantes del equipo. Es una montaña de unas dimensiones tremendas, es como un viaje por la tercera montaña más alta de la tierra.

Tu próxima expedición es la décima junto a Carlos. ¿Cómo es él?
Es una persona con una pasión que desencadena todo lo demás. Es como un chaval de veinte años que va por primera vez a descubrir esas montañas pese a la cantidad de expediciones que ha hecho. Parece obvio pero hay mucha gente que no va con ese ánimo a la montaña.

Cuando estás en la montaña, ¿necesitas estás cerca de la línea del riesgo o le dejas un trozo?
Para mí lo más importante es poder volver entero y disfrutar. La cumbre siempre es la guinda del pastel pero si no se dan las condiciones lo mejor es darse la vuelta. Hay mil maneras de disfrutar de la montaña, desde la aproximación hasta la relación con la gente del sitio. El tiempo de los héroes en la montaña ya ha terminado, esos nacionalismos que se llevaban antes ya han pasado. Ahora estamos en el tiempo del humanismo y de disfrutar la naturaleza.

En el libro de acuarelas que acabas de publicar intentas llevarte un trozo de la naturaleza en tu cuaderno de dibujo...
Hago apuntes que no me llevan más de dos horas pero que están hechos in situ con el agua del paisaje. La acuarela es una técnica que se basa en el agua, por eso creí que lo interesante era recoger el agua del propio paisaje. Unes el paisaje real con el pintado. Puede parecer una tontería pero esa huella queda sobre el papel.


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