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Supervivencia. Quién sobrevive, quién muere y por qué
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27 de Abril de 2016

Supervivencia. Quién sobrevive, quién muere y por qué

Desnivel

Es cierto que resistir frente a circunstancias difíciles depende del material, del entrenamiento y de la experiencia que uno tenga. Sin embargo, el libro 'Supervivencia. Quién sobrevive, quién muere y por qué' defiende que hay algo más: lo que separa al vivo del muerto, muchas veces, no tiene que ver con lo que lleva en dentro de su mochila.

Cuando naufragan cinco personas en alta mar y solo regresan dos, ¿dónde se halla la diferencia? ¿Quién sobrevivió a los campos de concentración nazis?¿Por qué murió el grupo de Scott en la Antártida mientras que, contra todo pronóstico, la tripulación de Shackleton sobrevivió en las mismas circunstancias? ¿Por qué una chica de diecisiete años fue capaz de salir a pie de la selva peruana mientras que los adultos que se perdieron con ella decidieron parar y murieron?

Casos como estos son la base del libro Supervivencia. Quién sobrevive, quién muere y por qué, un superventas que reedita Ediciones Desnivel y que hurga en los intrincados caminos que conducen a la resistencia en circunstancias difíciles. Su autor, Laurence Gonzales, se propone averiguar cómo funciona la psicología de las personas que salen airosas de situaciones en las que nadie apostaría nada por ellas.

Un ejemplo de sus averiguaciones: “Una de las cualidades que llevan al éxito a quienes se dedican a actividades arriesgadas es el autocontrol. Lo bien que ejercites el control sobre ti mismo decide a menudo el resultado de las situaciones de supervivencia”, asegura. Las emociones pueden ser un mecanismo de supervivencia, pero hay que tener cuidado porque no siempre trabajan a favor del individuo. Si no elegimos la correcta en el momento crucial... estamos muertos. Una frase del entrenador de boxeo Cus D'Amato lo resume bien. “El miedo es como el fuego. Puede cocinar para ti. Puede calentar tu casa. O te puede calcinar”.  

El libro también indaga en los perfiles de esas personas que son capaces de mantenerse frías ante las adversidades, de reírse ante algo aterrador, pues la risa puede hacer más llevadera la sensación de encontrarse amenazado. Hay quienes incluso hacen del miedo algo divertido, un ingrediente que les hace sentirse más vivos en una especie de juego cuyo objetivo es salvar el propio pellejo.

El autor ha pasado más de treinta años leyendo informes de accidentes de diversos tipos y analiza todos ellos con humor: “Llamadme insensible, pero para mí son como películas cómicas de cine mudo. La gente hace las cosas más extrañas y se mete en los apuros más sorprendentes”. Lejos de lo que pueda parecer, su primer consejo para salvar la vida es la humildad: “Sé modesto, la gente tipo Rambo es la primera que cae”. Como él dice, “hay pilotos temerarios y pilotos viejos, pero no hay pilotos temerarios y viejos”.