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ENTREVISTA: Las propiedades curativas que la montaña esconde
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19 de Abril de 2014

ENTREVISTA: Las propiedades curativas que la montaña esconde

Víctor Riverola y Jordi Salvador

Víctor Riverola y Jordi Salvador han aunado toda su experiencia para escribir un libro único, La montaña puede curar, o lo que es lo mismo, como la montaña puede convertirse en una fuente de motivación tal que puede ayudarnos a superar momentos críticos en la vida, como un cáncer o un trauma psicológico.

A través de cuatro casos reales, sus autores nos introducen en el fascinante mundo del alpinismo y los deportes de montaña desde una óptica muy personal, donde la motivación, las ganas de vivir y los dramas humanos que nos acechan forman parte de un común denominador. También analizan junto a profesionales del sector y médicos de prestigio las propiedades curativas que la montaña esconde en sus entrañas.

El primer caso se refiere a la aventura personal que vivió el alpinista, y coautor, Jordi Salvador tras saber que padecía un cáncer de próstata. El Aconcagua actuó como un enorme catalizador de emociones, ayudándole a capear el temporal y a superar la enfermedad. A continuación, os ofrecemos estas interesantes entrevistas entre los autores.

Víctor Riverola entervista a Jordi Salvador

La palabra cáncer… ¿qué te recuerda, qué sensaciones te despierta?
Incertidumbre. Es lo primero que te viene a la cabeza aunque, en el momento en que te dicen que lo tienes, ni siquiera eres consciente de ello.

¿Por qué decidiste subir el Aconcagua para iniciar tu lucha contra el cáncer y no otra cumbre?
Realmente porque, por la época del año y el tiempo del que disponía, no tenía muchas más alternativas. Era el mayor reto al que me podía enfrentar con ciertas posibilidades y eso era lo que necesitaba en ese momento. No me habría servido de mucho decidir escalar una pared imposible para lo que buscaba que no era otra cosa que hacer acopio de valor para lo que se me venía encima.

¿Desde cuándo practicas deportes de montaña?
Empecé a ir al campo de muy pequeño. Mis padres tenían una casita en las afueras de Barcelona a la que fui todos los fines de semana de mi infancia. La primera montaña a la que subí, con el único objeto de llegar a la cumbre, fue cuando tenía 15 años. Desde entonces he entendido el alpinismo como una filosofía, una forma de entender la vida, los amigos, el compañerismo. Me considero un montañero de la vieja escuela, la romántica, cuando aún no existían las competiciones por el monte.

Dejando a un lado tu experiencia personal en el Aconcagua, ¿recuerdas la aventura o el momento más especial dentro de tu dilatada carrera como alpinista y aventurero?
Recuerdo momentos buenos y momentos duros. Uno de los más duros fue la muerte de José Luis Zuloaga en el Shisha Pangma y el posterior rescate de Juanito Oiarzabal entre todos los alpinistas que estábamos en ese momento en la montaña. Entre los más hermosos subir al Puigmal, en el Pirineo Oriental, con mi esposa y mi hijo. Era muy jovencito y tuvimos que irle explicando historias durante toda la ascensión, pero para un padre creo que la primera cumbre a la que sube con su hijo es algo que no se olvida jamás.

¿Qué cuesta más en esos momentos, empezar a reír o dejar de llorar?
Lo que más cuesta es enfrentarte a la realidad y eso no solo te incluye a ti sino a las personas que te rodean. Esa incertidumbre de la que hablábamos antes, el ser humano no la lleva muy bien. A partir de ahí cada uno lo expresa como puede: unos lloran, otros se enfurecen contra el mundo... Solo cuando tomas consciencia de la situación eres capaz de volver a reír.

Tener un libro en las manos reconforta. ¿Desde cuándo tenías en mente publicar algo tan personal?
Aún estaba convaleciente de la operación cuando empecé a escribir una novela en la que el personaje pasa por una situación parecida. Siempre he tratado de buscar la parte positiva a las cosas y creo que haber pasado por esto también lo tiene. Si con la publicación de este libro conseguimos ser de ayuda a alguien, ya me doy por recompensado.

Los cuatro casos reales que aparecen en el libro son duros, pero muy humanos a la vez. ¿Crees que nuestra sociedad se esconde de ciertos temas?
En nuestra sociedad, como en la mayoría, hay ciertos temas que son tabú, parece que no quede bien hablar de ellos, están mal vistos, casi prohibidos. Aunque dependen de cada cultura en particular, creo que los temas relacionados con la muerte son los que responden más a este "ocultismo". Recuerdo que cuando a mi padre se le detectó un cáncer, mi familia lo escondía y no se le podía contar a nadie. Era un "mal feo" del que casi nadie sobrevivía. Es difícil luchar contra esa cultura y solo el tiempo le da la importancia que le corresponde.

¿Qué es lo que más te atrajo o sedujo cuando decidiste junto a Víctor Riverola iniciar la escritura de esta obra?
El poder explicar con detalle a mucha gente mi experiencia y todo lo positivo que saqué de ella. Cómo la montaña puede ayudar al ser humano, creo que es bueno hablar de ello y dar la posibilidad a otras personas que, como en mi caso, puedan ver en la montaña y en la naturaleza en general un aliado muy potente en su lucha por disfrutar de una mejor calidad de vida. Todo lo que sea positivar nuestra actitud nos beneficia. En el libro hablamos del verbo curar desde diversas ópticas, contando con la ayuda de grandes profesionales de la medicina y los deportes de montaña. La intención es aportar mucha información, formular muchas preguntas y ayudar a obtener respuestas.

¿Cómo crees que debería reaccionar un médico al leer este libro?
Puedo decir cómo me gustaría que reaccionase: me gustaría provocarle una o varias reflexiones, que tenga un nuevo enfoque sobre ciertos temas. Que cuando estuviese delante de un paciente lo viese como a una persona, con sentimientos, alma, miedos y esperanzas y que lo tratase como le gustaría que a él lo tratasen si se encontrase en la situación del enfermo. No se trata de ocultar nada ni de mentir. Se trata solamente de ser más humano.

¿Y un militar?, en el libro se analiza con detalle el trastorno de estrés post-traumático que experimentan muchos soldados…
Nos podemos poner el disfraz con el que mejor nos sintamos pero, en el fondo, todos somos personas, seres humanos. Encontrar en las personas dicha humanidad parece que cada día es más difícil, por ello nuestra relación con los demás no debería ser distinta según nuestra forma de vivir o de ganarnos la vida. Simplemente tenemos que aplicar la empatía a nuestra forma de ser.

¿Nos educan para tener miedo?
El miedo es implícito a nuestro ser. Es lo que ha permitido a nuestra especie sobrevivir ante las amenazas. Tenemos, sobre todo, miedo a lo desconocido y a lo que nos hace temer por nuestra vida. Sin embargo, debemos aprender a controlarlo porque, en caso contrario, solo nos bloquea y nos atenaza y no nos permite reaccionar adecuadamente. Si tuviese que definirlo en una frase diría que tener miedo es humano, controlarlo es inteligente.

¿Puedes resumir en una frase lo que te gustaría trasmitirle al lector del libro?
Esperanza. Nunca hay que perder la esperanza como tampoco hay que dejar de soñar. Siempre estamos a tiempo para tirar la toalla.

Jordi Salvador entrevista a Víctor Riverola

¿La montaña puede curar?
No tengo una respuesta médica a la pregunta, pero personalmente, y creo que no soy el único, tengo la seguridad que la montaña obra maravillas en el ser humano. En el libro analizamos con detalle el significado del verbo “curar”, trabajando muy de cerca con médicos, pacientes y alpinistas. La montaña ayuda al ser humano, creo que es algo que actualmente tengo muy claro, puede que por motivos personales, no lo niego. Recuerdo que una vez empezamos a darle a las teclas, mi percepción evolucionó, cambió, al hablar con prestigiosos oncólogos y psicólogos. Científicamente, todavía no está demostrado que exista una relación directa entre la enfermedad, la curación y los deportes montaña (ni con otros deportes), sin embargo, muchos médicos afirman que el estado de ánimo y la motivación del paciente influyen fuertemente en la evolución de una enfermedad e inciden en el resultado del tratamiento y en la recuperación posterior. Hablando con oncólogos, psicólogos y expertos en traumas de guerra, son muchos los profesionales que creen que la montaña predispone nuestro cuerpo para que se multipliquen los efectos de una medicación. 

¿Te habrías decidido a escribir un libro como este solo a base de entrevistas, es decir, si no hubieses vivido la experiencia de tu padre ni la de Jordi?
Sin la experiencia vivida junto a mi padre y mi familia más cercana y las ganas de Jordi a la hora de comunicar sus vivencias y sentimientos… este libro no existiría. Necesitaba moverme sobre una base totalmente real, donde las emociones no son fruto de la imaginación del autor, sino fruto de vivencias personales, cercanas, únicas.

Poder compartirlas contigo y escribir al unísono sobre un tema tan profundo, que nos ha afectado a los dos desde flancos distintos, ha sido fundamental a la hora de llevar el proyecto a buen puerto. Pienso que gran parte de la sociedad actual en Europa y en la mayoría de países del mundo se esfuerza por condenar a la clandestinidad al más natural de los acontecimientos: la muerte. El afán del ser humano occidental por ignorar esta realidad inquietante hace que se resienta la atención a los enfermos terminales y a quienes han sufrido un accidente y han perdido seres queridos. 

¿Qué opina tu familia sobre el hecho que cuentes una experiencia tan traumática y reciente sobre tu padre?
Quieren ayudar. Ha significado un enorme ejercicio (catarsis) psicológico que se ha convertido en un homenaje a mi padre, a sus cumbres, sus bosques, a su vida, a como me enseñó a subir montañas, a esquiar, a viajar con lo mínimo…

Mi madre no quería que hablara mal de ningún médico, ella quería que respetara sus decisiones y así se hizo. En ningún momento nadie en mi familia puso objeciones, lo que si es cierto es que se han cambiado varios nombres. 

¿Por qué motivo?
Había médicos con quienes hablamos que no querían aparecer y en el capítulo dedicado a los traumas de guerra, muchos militares se negaron a que sus nombres fueran utilizados, es más, seguramente a fecha de hoy, negarían haber hablado con nosotros. Personalmente respeto al 100% las decisiones de cada uno de ellos, entiendo que no todo el mundo pueda estar de acuerdo con lo que publicamos, pero creo que es necesario abrir puertas, dar la cara, dar a conocer ideas, sentimientos, sensaciones… que muchas personas llevan dentro, algunas alpinistas y escaladores de renombre internacional.

Cuéntanos tu relación tan estrecha, casi obsesiva, con Zermatt.
La sola visión del Matterhorn me calma. No es broma, ejerce en mi un efecto sedante, hipnótico… me relaja. Supongo que les pasa a muchos cuando están delante de una cumbre que les ha marcado. Justo después del Mont Blanc y la Aiguille Verte, el Matterhorn, el Breithorn y el Monte Rosa fueron los primeros cuatromiles que descubrí con mis padres durante el verano de 1990. Allí me casé en 2007 y allí fue donde mis hijos empezaron a practicar deportes en alta montaña. 

En el libro se habla de la relación médico-paciente. ¿Cómo crees que esta afecta al enfermo y cómo se podría mejorar?
Quienes reciben tratamiento o quienes realizan visitas periódicas al médico, en algunas clínicas son tratados como clientes, no como pacientes. No entraré al trapo con el tema de sanidad pública, sanidad privada, eso da para llenar diez libros, solo digo que algunos médicos deberían ver a sus pacientes como personas, no como clientes. Sé que puede resultar muy duro y muy injusto para los excelentes profesionales que tenemos en España, es más, con mi padre he visto casos de médicos y enfermeras sensacionales, gente muy buena y muy humana, pero… también he visto gente que bajo mi punto de vista son una vergüenza para la profesión. La salud no es un simple negocio. Hablar de moralidad hoy día es complicado, pues en todos los colectivos profesionales hay problemas, pero un poco más de humanidad y psicología no estarían de más. 

¿Darse por vencido es la primera manera de perder? 
Sin lugar a dudas. 

La montaña ayuda, pero… ¿otros deportes también, no?
Por supuesto. Lo más importante es sentirse motivado y con ganas de luchar, sea para superar una enfermedad, un trauma o un tratamiento. He leído libros sobre como el surf ha ayudado a marines norteamericanos… existen muchos deportes y todos son respetables, pero en nuestro caso hablamos de la montaña: primero porque es nuestro mundo, y segundo porque ha marcado y sigue marcando nuestras vidas. Nos centramos en la montaña porque aporta muchos beneficios, mejora el sistema inmunitario, segrega endorfinas que actúan a nivel cerebral provocando bienestar y un largo etc… El poder detallar experiencias personales ha sido fundamental. Son experiencias que nos han hecho replantearnos muchas cosas a nosotros y a varios médicos y psicólogos.

¿Qué es lo que más te sorprendió del relato del exmilitar sobre sus experiencias en Afganistán?
Su serenidad y la fuerza de voluntad. Subir a los principales cuatromiles de los Alpes no es tarea fácil, pero si a ello la añadimos el infierno que atravesó y como lo explica en el libro, su actitud y sus logros pueden considerarse heroicos. Una guerra no es lo que nos muestran en TV, va mucho mas allá del show mediático que algunos nos hacen tragar. Las guerras no se narran en los libros, todo es mucho más cruel. Por no hablar como tratan los gobiernos a los soldados que vuelven con problemas psicológicos. He estado en zonas de guerra trabajando como cámara, y realmente vuelves con una percepción muy distinta sobre la vida y la muerte. El exsoldado tiene muy claro que es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan.

¿Puedes resumir en una frase lo que te gustaría trasmitirle al lector del libro?
Un enfermo sin motivación está doblemente enfermo
. Es más, no hace falta que esa persona esté enferma, pues si no está motivada, si no hay nada que la llene, puede que termine por enfermar de algún modo. También me quedo con esta conclusión: Si te lo dicen, lo olvidas. Si lo ves, lo recuerdas. Pero si lo haces… lo aprendes.